«No sólo la presencia de comida sino también su olor, puede atraer a los animales salvajes del parque. Basura, latas, recipientes, papeles que han contenido comida y demás utensilios que puedan excitar a los animales salvajes y sobre todo a los osos, deben estar perfectamente guardadas y utilizarse únicamente cuando se vaya a preparar la comida. Es su responsabilidad y por su seguridad, la de sus vecinos y la de los animales salvajes, cumpla esta norma. Si en un momento dado ve que un oso o animal salvaje se acerca, aléjese rápidamente de él». Este mensaje aparecía en una placa de metal adherida a cada una de las mesas situadas en la zona de descanso en el parque nacional de los glaciares.
Hoy se cumplen dos semanas desde el comienzo de nuestro viaje. Dos semanas comiendo ensaladas, jamón de york y alguna hamburguesa. Nuestro querido Joaquín Martín «Tachi» no sólo nos reprende y alecciona sobre las cuestiones evolutivas, algo de lo que él es un experto, como todo el mundo sabe, sino también nos envía fotografías a través del Whatsapp de determinados arroces que consume a la «orillita del mar», lo cual nos llena de melancolía y dulce envidia que como es un pecado capital, pediremos perdón al Altísimo. Sigue leyendo